A un mutilado auténtico
VICENTE Aleixandre escribió hace algún tiempo en la revista Ínsula de Madrid, y entre otros aforismos de imitación evidente, que "un poeta esquisito es siempre un mutilado".
Como Vicente Aleixandre es bastante conocido en España y fuera de España también, gracias a la camaradería poética obligada en las actuales circunstancias españolas, no debió nunca escribir esa simpleza que fatalmente tenía que caer sobre su misma frente como la saliva de un escupidor que escupe a lo alto. (Muchos, menos vanidosos que él, han escrito a uno, burlándose del jactancioso.)
Esquisitez es armonía completa sensorial, instintiva y conciente; poesía de hombres enteros. Y yo no sé si un poeta mutilado de una uña (yo no estoy mutilado de nada) podrá ser esquisito. Pero supongo que un mutilado corporal verdadero, un hombre estirpado por operación quirúrjica, como lo es V.A., no puede escribir poesía esquisita ni siquiera grande, que es la que viene después de la esquisita.
V.A. es un existencialista de butaca permanente; y que escribe imaginaciones por serie, en álbumes de fantasmas sucesivos. La escritura de V. A., verso o prosa, no es más que una serie de estampas forzadas, sin vida verdadera; un friso decorativo de una biblioteca particular secreta. Nada grandioso, nada gracioso, nada fabuloso, nada sagrado, nada profano, nada divino, nada humano. Calcomanía, manía de calco. Simulo y disimulo, en forma amarga.
Poemas y más poemas en un verso libre sin calidad ni individualidad albuna [sic] de duración, que, en realidad, parecen, como los de Luis Cernuda, traducciones de poemas mejores no comprendidos del todo. ¿Qué puede dar esa escritura a los jóvenes? Nada. (Como la de Guillén y Salinas, es vía muerta.) Los poetas más jóvenes españoles que tienen voz, un José María Valverde, un José Hierro, un José García Nieto, una Juana García Noroña, etc.), [sic] no pueden turiferarle. Otros poetas hay que siguen influyendo, desde hace cincuenta años, en las juventudes sucesivas de habla española. Y siguen porque saben pasar su antorcha; no apagarla guardándosela debajo de la chaqueta o del corsé.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, fragmento de Crítica paralela, artículo publicado en la revista Orígenes, Nº 34, 1953, págs. 4-5, extraído vía Animal de fondo (AQUÍ)
NOTA MARICRÓNICA: El 19 de junio de 1932, el doctor Pedro Cifuentes le estirpó a Vicente Aleixandre el riñón derecho en el Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid.