JUAN BENET: No me interesa.
PREGUNTA: ¿Por qué no le interesa?
JUAN BENET: ¿Usted sabe cuándo un libro no le interesa? ¿Usted es tan agudo como para decir: “Yo sé por qué esto no me interesa”?
PREGUNTA: De otra forma, ¿qué defectos le encuentra a Lezama Lima?
JUAN BENET: Ah, no, es que Lezama Lima es una fábrica de defectos. Primero, no tiene acento, no suena bien. Y luego, hay algo muy artificioso en Lezama; algo de reelaboración. Parece un escritor francés que complica a voluntad. Porque, realmente, el libro de Lezama es transparente, no es sugerente sino al revés; la palabra oculta la realiza en vez de sugerirla, en vez de trascenderla. Y las posiciones de Lezama tienen mucho de artificio montado, es fácil ver que lo narrado es en cierto modo banal; en cierto modo, recoge una tradición española y americana de profusión de lenguaje pero que no descansa demasiado sobre la realidad. Las aventuras del joven Cemí son las aventuras de Pipo y Pipa en el fondo. Al joven Cemí no le pasa nada en verdad. Tiene dos experiencias homosexuales y tres experiencias eróticas y dos literarias, pero no le pasa nada. Ni el mundo que nos pinta es demasiado misterioso… Comparen ustedes lo que le pasa al joven Cemí con lo que le ocurre al esclavo Ti Noël de Carpentier, con una riqueza y profundidad casi apuntadas, con una economía de gestos y de palabras; y en el otro, a base de tanto abigarramiento, ¿a qué llega en conclusión?, a que un día vio parir a su hermana, y otro día vio cómo unas negras bailaban detrás de un cañaveral, y otro día cómo se masturbaba un cura. Eso lo ha visto todo el mundo.
PREGUNTA: ¿Pero contarlo de una manera especial, no le podría dar cierta calidad?
JUAN BENET: No, no le da calidad. Eso es costumbrismo en el fondo, y costumbrismo casi andaluz.
PREGUNTA: ¿Y no habría un cierto costumbrismo en García Márquez?
JUAN BENET: No, García Márquez está muy bien afinado con su lenguaje, está muy unido, ahí no hay divorcios. En cambio sí en Lezama, hay una especie de cámara de aire entre su pensamiento y su lenguaje, y eso se nota muy bien. En muchos escritores españoles hay eso. Pero en Lezama se nota, el lenguaje se descuelga de su pensamiento y, en el fondo, porque su pensamiento es menor, carece de amplitud de visión. Evidentemente es un escritor muy rico y con posibilidades, pero es un pensador muy pobre.
JUAN BENET, palabras recogidas por Fernando Tola de Habich y Patricia Grieve, incluidas en JUAN BENET, Cartografía personal, Cuatro Ediciones, Valladolid, 1997, págs. 51 y 52.