He llegado a la página 163 de las Cartas de James Joyce, editadas por Stuart Gilbert. Casi tres cuartas partes de sus cartas están dirigidas a los editores, directores de revistas, agentes y críticos literarios y a sus amigos escritores. Habla casi exclusivamente de su obra, de lo que se escribe o se ha escrito sobre él, etc. Impresión deplorable y sofocante de homme de lettres y de pequeño funcionario a un tiempo. El en otro tiempo alumno de los jesuitas que se consagra completamente a una absoluta mediocridad, no hay nada de exaltante, de fanático, de místico o de loco en la tozudez con que empuja su obra en el mercado de las letras. Vive en "su universo literario". Lo que más parece interesarle es "imponer" su obra como se impone un nuevo invento o una nueva marca de coches. Es inagotable cuando se trata de la mercancía que quiere despachar.
MIRCEA ELIADE, anotación del 8 de abril de 1961, Diario (1945-1969), Kairós, Barcelona, 2001, traducción de Joaquín Garrigós, pág. 240.