No entiendo por qué despierta Esenin tanta expectación cuando, en realidad, no es nada, excepto un poeta insignificante. De vez en cuando, sus versos tienen pasión, pero se trata de una pasión vulgar. Y si alguna vez fue un joven delicioso, ahora es patético. Sus poemas son vulgares, no ofrecen ni una sola idea. Y él transmite un rencor tan antipático, tan envidioso… Envidia a todo el mundo, miente acerca de todo el mundo.
ANNA AJMÁTOVA, recogido por Benjamín Prado en Anna Ajmátova, la emperatriz errante, Los nombres de Antígona, Aguilar, Madrid, 2001