Tolstói sobre Chéjov


Chéjov contó a su amigo Bounine la visita que una vez realizó a Tolstoi. Estaba asustado. “Francamente, me daba miedo”. Tardó una hora en elegir un pantalón adecuado. Al final del encuentro, “en el momento en el que me levanté para despedirme, me tomó de la mano y me dijo: “Abráceme”. Lo hice y, mientras lo hacía, me susurró al oído con una voz de viejo jadeante: “No soporto sus obras. Shakespeare escribía como un cerdo, pero lo suyo es peor”. Chéjov lo contaba riéndose, pero basta haber leído los diarios de Tolstoi para saber que sus palabras no iban en broma. Fue una bestia parda. Insoportable, sin duda.


IÑAKI URIARTE, Diarios 1999-2003, Pepitas de calabaza, Logroño, 2015