Paz sobre Góngora


Las fábulas, abundantes en signos, podrían considerarse poemas extensos. Sin embargo, por su carácter mismo, son episodios desprendidos del gran libro de la mitología. Casi todas están inspiradas en las Metamorfosis de Ovidio. La más famosa de todas, la Fábula de Polifemo y Galatea, es uno de los poemas más perfectos de la poesía europea pero ¿es un poema extenso? Lo distintivo no es únicamente el número de líneas sino el desarrollo: las divisiones entre las distintas partes y los enlaces y articulaciones entre ellas. El poema extenso debe satisfacer una doble exigencia: la de variedad dentro de la unidad y la de la combinación entre recurrencia y sorpresa. No encuentro en las Soledades desarrollo sino acumulación —a veces deslumbrante, otras fastidiosa y siempre prolija— de fragmentos y detalles. Hace mucho quería decirlo y ahora me atrevo: las Soledades es una pieza de marquetería sublime y vana. Es un poema sin acción y sin historia, plagado de amplificaciones y rodeos divagantes; las continuas digresiones son a veces mágicas, como pasearse por un jardín encantado, pero la repetición de maravillas termina por resultar tediosa. Hay visiones fascinantes y charadas fútiles: ¿cuál es el aroma que “traducido mal por Egipto,/ tarde lo encomendó el Nilo a sus bocas”? En fin, ¿se puede leer con entusiasmo a las Soledades? Entusiasmo: la marca de la poesía, su señal de nacimiento, el furor divino.

La composición de las Soledades es nula. Composición en el sentido en que la Eneida y la Divina Comedia, las Coplas a la muerte del maestro Santiago y El preludio, el Canto a mí mismo y Un lance de dados son obras compuestas, cualquiera que sea su género. El Polifemo, que es para mí el mejor poema de Góngora, está concebido con mayor fortuna; tal vez porque en este caso el poeta cordobés siguió fielmente a Ovidio. La acción es condensada y rápida como en el poeta latino pero la verdadera originalidad de Góngora está en el lenguaje, que es prodigioso, y en su visión paradisíaca del mundo natural. Los personajes de Góngora nos impresionan por sus dimensiones sobrehumanas pero su Polifemo no nos hace reír como el de Teócrito ni nos conmueve como el de Ovidio: nos asombra. Lo mismo debe decirse de Acis y su fin desdichado o de la hermosa Galatea y su pasión: nos maravillan sin conquistar nuestra complicidad sentimental o emocional como los otros héroes de la literatura. No son personas ni personajes: son figuras. El mundo de Góngora no es el teatro de las pasiones humanas o el de las batallas y amores de los dioses. Es un mundo estético y sus criaturas, tejidas por las palabras, son reflejos, sombras, centelleos, engaños adorables y efímeros. ¿Qué queda después de la lectura? Queda una naturaleza transfigurada en lenguaje. Queda la hermosura...

La influencia de Góngora fue inmensa. Enriqueció al vocabulario y nos enseñó a ver y a combinar lo que vemos de una manera a un tiempo inusitada y sensual; en cambio, no nos dio una visión del ser humano ni de este mundo y sus trasmundos. Tampoco nos enseñó a componer, en la acepción más inmediata de la palabra: formar un todo con cosas diversas. Fue muy imitado y, sin embargo, esa influencia no produjo ninguna obra considerable, excepto Primero sueño de sor Juana Inés de la Cruz. El poema de la poetisa mexicana es gongorino y, al mismo tiempo, es la negación de Góngora y su estética: es una visión del mundo y del espíritu humano perdido en la vastedad universal.


OCTAVIO PAZ, fragmento de Contar y cantar: sobre el poema extenso, incluido en La otra voz (Poesía y fin de siglo), Barcelona, Seix Barral, 1990, págs. 22 y 23.

Martel sobre Julien Green


La obra de Julien Green no necesariamente resiste la prueba del tiempo. Comparada con la empresa literaria de André Gide, la de Green me parece insignificante; comparada con la de Jean Cocteau, es estática y aburrida; comparada con la de François Mauriac, es descuidada o monótona; comparada con las novelas de Raymond Radiguet o René Crevel, es charlatana y polvorienta. Básicamente, Green es un sub-Mauriac, que a su vez es un sub-Gide. Es decir su lugar en la historia literaria...


FRÉDÉRIC MARTEL, El siglo del infierno del escritor católico y homosexual Julien Green, Radio France, 12 de septiembre de 2019, traducción de Google Translate + Mary Crónica, toda la reseña AQUÍ

Nietzsche sobre Platón


Respecto a Platón soy un escéptico radical, y nunca he podido compartir con los eruditos su tradicional admiración por Platón como artista. En último término, están de parte mía en esta apreciación los más refinados jueces del juicio estético que existieron en el propio mundo antiguo. A mi forma de ver, Platón mezcla todas las formas del estilo; tiene sobre su conciencia una falta semejante a la de los cínicos que idearon la sátira menipea. Para que los diálogos de Platón, esa especie de dialéctica horriblemente satisfecha de sí misma y pueril, puedan ejercer un atractivo, es preciso no haber leído nunca a los buenos autores franceses (a Fontenelle, por ejemplo).

Platón es aburrido. En último término, mi desconfianza hacia Platón llega hasta el fondo: le encuentro tan alejado de todos los instintos fundamentales de los helenos, tan moralizado, tan cristiano anticipado -él eleva ya la idea de "bien" a la categoría suprema-, que para referirse al fenómeno total de Platón preferiría, más que ninguna otra, usar la dura expresión de "farsa suprema", o, si suena mejor, de idealismo. Se pagó caro el que ese ateniense frecuentara la escuela de los egipcios (o quizá de los judíos residentes en Egipto). Dentro de la gran fatalidad que supuso el cristianismo, Platón fue ese equívoco y esa fascinación llamada "ideal", que hizo posible que los individuos más nobles de la antigüedad se interpretaran mal a sí mismos y que pusieran el pie en el puente que conducía hacia la cruz. ¡Y cuánto sigue habiendo de Platón en la idea de "Iglesia", al igual que en su organización, en su sistema y en sus prácticas!


FRIEDRICH NIETZSCHE, El ocaso de los ídolos, Edimat, 1999, traducción de Francisco Javier Carretero Moreno, págs. 152 y 153.

Javier Marías sobre Cela


Recuerdo que cuando José Luis Garci obtuvo el Oscar, un periódico nacional minimizó el hecho o incluso lo criticó. Estaba en su derecho, ya que ese diario no hace profesión de españolismo a ultranza ni cae de hinojos cada vez que un compatriota triunfa en el extranjero en cualquier campo, sino que tiende a ponderar la posible justicia y merecimiento de ese triunfo, independientemente de su nacionalidad. Y yo mismo, cuando nuestro actual premio Nobel [Camilo José Cela] recibió el premio Nobel que lo ha convertido en premio Nobel, declaré que me parecía la peor noticia posible para la literatura española, ya que suponía la entronización anacrónica de la novela más folklórica, castiza y rancia, contra cuya dictadura los escritores más jóvenes veníamos luchando hacía tiempo. El señor Premio no ha perdonado la osadía de esos novelistas jóvenes que ya no lo somos, necesitado como parece el buen hombre de perpetua unanimidad en la adulación, lo cual hace pensar que tampoco anda muy seguro de su valor. Pero yo no soy nada patriotero, ni siquiera patriótico, y me trae sin cuidado que quien gane algo sea español si a mí me parece una patata el sujeto en cuestión.


JAVIER MARÍAS, Protoespañoles y antiespañoles, El Semanal, 4 de agosto de 1996, recogido en Mano de sombra, Alfaguara, Madrid, 1997.

Borges sobre Neruda


JORGE LUIS BORGES: Pienso que Neruda es un buen poeta, un poeta muy bueno. No le admiro como hombre, me parece un hombre mezquino.

RICHARD BURGIN: ¿Por qué dice eso?
JORGE LUIS BORGES: Bueno, escribió un libro -tal vez yo esté siendo político ahora-, escribió un libro sobre los tiranos de Sudamérica, y dedicó varias estrofas a los Estados Unidos. Pero él sabía que todo eso es mentira. Y ni siquiera dijo una palabra contra Perón. Porque él tenía un pleito en Buenos Aires, eso lo he sabido después, y no quería arriesgar nada. Y así, mientras que se suponía que estaba escribiendo en el colmo de la indignación, lleno de noble decir, no dedicó ni un solo apelativo a Perón. Y él estaba casado con una mujer argentina, sabía muy bien que muchos de sus amigos estaban en la cárcel. Sabía todo lo que estaba ocurriendo en nuestro país y sin embargo no abrió la boca ni una sola vez. Al mismo tiempo habla contra los Estados Unidos, sabiendo que todo lo que decía era mentira, ¿no? Pero, claro, eso no tiene que ver con la calidad de su poesía. Neruda es un buen poeta, un gran poeta. Y cuando aquel hombre (Miguel Ángel Asturias) ganó el Premio Nobel, yo dije que se lo deberían haber dado a Neruda....


JORGE LUIS BORGES, entrevistado por RICHARD BURGIN y recogido en Conversaciones con Jorge Luis Borges, Taurus Ediciones, Madrid, 1974.


Genet sobre Brecht


HUBERT FICHTE: ¿Por qué le gusta La señorita Julia de Strindberg y no le gusta el Brecht de Galileo Galilei?
JEAN GENET: Porque Brecht no dice más que tonterías, porque Galileo Galilei hace evidentes cosas que podría haber descubierto sin Brecht. Strindberg, al menos en La señorita Julia, no presenta esas evidencias. Es novedoso. No me lo esperaba. Vi La señorita Julia después de La danza de la muerte, ¿cómo se llama en sueco?

H. F.: Dödsdansen.
GENET: Me gustó mucho. Lo que dice Strindberg no se puede expresar más que de manera poética y lo que dice Brecht se puede decir y ha sido dicho de manera prosaica.

H. F.: Y ésa era su intención. Él denominaba a su teatro “teatro épico”, e introduce, o pretendía introducir, el distanciamiento que precisamente Strindberg, con la introducción de La señorita Julia, ya había alcanzado. Strindberg supone a un espectador ya frío, ese espectador de Brecht que sostiene un puro.
GENET: En la elección del gesto, fumar un puro, hay una especie de falta de respeto hacia la obra de arte que de hecho no está permitida. La obra de arte no lo permite. No conozco a los Rothschild, pero imagino que con ellos puede usted hablar de arte y fumar un puro. No puede ir al Louvre y ver la Marquesa de la Solana de la misma forma que los Rothschild, que hablan de arte y se fuman un puro.

H. F.: Entonces, ¿le parece que el gesto de Brecht es un gesto burgués capitalista?
GENET: Eso me parece.

H. F.: Al menos ante una obra de arte, ya que usted está ahora fumando un cigarro.
GENET: Si me fumo un puro como fumador de puros, si puedo definirme como fumador de puros, si escucho a Mozart y ese gesto de fumar un puro se antepone al hecho de escuchar el Réquiem, entonces no es simplemente un distanciamiento sino falta de sensibilidad. Es falta de oído, lo que significa que prefiero mi cigarro a la misa del Réquiem.


JEAN GENET, entrevistado por Hubert Fichte los días 19, 20, y 21 de diciembre de 1975 para el diario alemán Die Zeit, recogido en El enemigo declarado, Errata naturae editores, Madrid, 2010, traducción de María Lomeña Galiano, págs. 196 y 197.

Joyce sobre Tennyson


No me gusta Tennyson. En comparación con un poeta como Donne, cuyos versos tienen una rica textura contrapuntística, parece que toque con una sola tecla. Los poemas de amor de Donne son los más complejos y profundos que conozco. Me parece muy inglés, mucho más que Tennyson: el espíritu inglés es complejo, en efecto, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre él. Con Donne uno se adentra en un laberinto de ideas y de sentimientos. Un poema suyo es una aventura, es decir, una experiencia que no sabemos a dónde nos llevará: así es la vida y así debería ser toda obra literaria. Eso es lo que hace apasionante su lectura. Donne es shakespeariano en su complejidad; comparados con sus composiciones, los poemas de amor más famosos de la literatura francesa suenan banales. Fue un poeta típicamente medieval, anterior a la época en que el clasicismo simplificó el espíritu inglés. Él y Chaucer fueron escritores geniales, ambos enamorados de la vida; luego llegaron los puritanos con sus manos heladas. El clasicismo estuvo bien mientras fue pagano: en la época del Renacimiento ya había perdido su sentido, y así ha seguido tristemente hasta hoy, debilitándose poco a poco hasta extinguirse del todo con Tennyson y con los inanes desnudos de Alma-Tadema.


JAMES JOYCE, Sobre la escritura, Alba Editorial, 2013, Barcelona, traducción de Pablo Sauras.

Borges sobre Arlt


Lunes, 10 de diciembre de 1956. Come en casa Borges. Habla de Roberto Arlt. "Era muy ingenuo. Se dejaba engañar por cualquier plan para ganar mucha plata, por descabellado que fuera, a condición de que hubiera en él algo deshonesto. Por ejemplo, se interesó mucho en el proyecto de instalar una feria para rematar caballos, en Avellaneda. El verdadero negocio consistiría en que clandestinamente cortarían las colas de los caballos, venderían la cerda y ganarían millones. Un negocio adicional: con las costras de las mataduras del lomo fabricarían un insecticida infalible.

Era comunista: se entusiasmó con la idea de organizar una gran cadena nacional de prostíbulos, que costearían la revolución social. Era un malevo desagradable, extraordinariamente inculto. Hablábamos una noche con Ricardo Güiraldes y con Evar Méndez de un posible título para una revista. Arlt, con su voz tosca y extranjera, preguntó: "¿Por qué no le ponen El Cocodrilo? Ja, ja". Era un imbécil.

En Crítica estuvo dos días y lo echaron porque no servía para nada. No sabía hacer absolutamente nada. Me explicaron que solo en El Mundo supieron aprovecharlo. Le encargaban cualquier cosa y después daban las páginas a otro para que las reescribiera. Dicen que reuniendo sus aguafuertes porteñas, que son trescientas y pico, podría hacerse un libro extraordinario. Imagínate lo que será eso. Las escribía todos los días, sobre lo primero que se le presentaba. Menos mal que algún otro las reescribió.

Me aseguran que después se cultivó y leyó a Faulkner, y que eso lo demostró en un artículo de dos páginas, algo magnífico, en que estaba todo: "Sobre la crisis de la novela". Qué título. Ya te podés imaginar la idiotez que sería eso. Lo que pasa, según Arlt, es que la gente no comprende lo que es la novela, por eso hay crisis de novelas. En la novela cada personaje debe tener un destino claro, como el destino del tigre es matar. ¿Te das cuenta? Tiene que valerse de un animal para significar la sencillez del destino. Más que personajes describiría muñecos".


JORGE LUIS BORGES, recogido por Adolfo Bioy Casares en Borges, Destino, Barcelona, 2006, pág. 249.

Rico sobre Quevedo


JUAN MANUEL DE PRADA: Usted detesta a Quevedo, o al menos al Quevedo del Buscón, ¿verdad? 
FRANCISCO RICO: Yo cada vez estoy más a favor de una literatura humana, una literatura que sirva para la vida. La literatura literaria, la literatura pura, que fue lo que hizo Quevedo y lo que hicieron las vanguardias, me parece, en general, abominable.

JUAN MANUEL DE PRADA: Es usted un detractor impío del barroco...
FRANCISCO RICO: Por supuesto. Soy un renacentista hasta la médula. Yo entiendo que quien se acerca a un libro, si tiene buena voluntad, no es para admirar el estilo: la gente lee como pasea, como folla o como acude al cine, con la misma naturalidad. La lectura es una experiencia que forma parte de la vida y que, por consiguiente, está en la vida. La literatura para escritores a mí me llena muy poco. Quizá en pequeñas dosis resulte interesante, pero... ¡mira que es malo El Buscón! Con Quevedo se estropea la literatura española, que lo prometía todo: después del Lazarillo y el Guzmán, y con el Quijote en puertas, iniciábamos una tradición novelesca estupenda, pero llega Quevedo, y lo que Quevedo representa (el chiste fácil disfrazado de ingeniosidad), y se jode el invento. El Buscón es el personaje más grotesco e inverosímil de nuestra literatura: intenta ocultar su infamia, pero la expone burdamente ante el lector; el Lazarillo, en cambio, intenta ocultarla, incluso la niega, y es el lector quien comprende su deshonra. El autor del Lazarillo no traiciona al personaje, que es el principio fundamental de la novela; Quevedo, en cambio, sí lo hace. Ahí está la diferencia.


FRANCISCO RICO, entrevistado por Juan Manuel de Prada y recogido en Penúltimas resistencias, Xordica, 2009, Zaragoza, pág. 85. 

Benet sobre Cortázar


DANUBIO TORRES FIERRO: Haciendo la salvedad entre las edades de Carpentier y Vargas Llosa, ¿no te parece que entre los nuevos narradores hubo una ruptura con una forma literaria, que introdujeron una nueva sensibilidad?
JUAN BENET: ¿Te parece realmente, que Vargas Llosa haya roto con algo de la literatura latinoamericana, tratándose de un escritor tan académico? Lo que pasa es que es un hombre que organiza muy bien la argamasa, que sabe estructurar sus materiales, y eso para hablar de su caso personal. Pero, en definitiva, el menos académico, que quiere ser Cortázar, está siempre devanando el ovillo de la modernidad.

DANUBIO TORRES FIERRO: ¿Te interesa Rayuela?
JUAN BENET: Poco, muy poco. Mira: creo que Cortázar es un hombre fascinado por la brillantez y que paga por ello un precio muy caro. Puede escribir dos páginas magistrales, como aquellas de Rayuela en las que los personajes están comiendo en un restaurante de París y a alguien se le cae un terrón de azúcar y empieza a rodar por debajo de las mesas, buscándolo. Eso es una maravilla. Pero esa brillantez no se puede prolongar ni estirar porque, al hacerlo mediante el artificio, la charada y el jueguecito, se convierte en una prolongación bastarda, en primer lugar y, luego, fatigante. Una vez dije, de una manera un poco sarcástica, que era un gran gacetillero.


JUAN BENET, entrevistado por Danubio Torres Fierro para “Diorama de la Cultura” del diario Excelsior 1974 y VUELTA NÚMERO 206, 1994. Toda la entrevista AQUÍ.

Virginia Woolf sobre Joyce


Miércoles, 16 de agosto de 1922
Debiera estar leyendo el Ulises y formulando mis argumentaciones en pro y contra. Por el momento, he leído doscientas páginas, que ni siquiera representan la tercera parte [...] Ulises me parece el libro propio de un analfabeto, un libro carente de desarrollo; la obra de un obrero autodidacta, y todos sabemos cuán lamentables son esas obras, cuán egotistas, cuán insistentes, cuán primarias, crudas y, en última instancia, nauseabundas. Cuando se puede comer carne guisada, ¿a santo de qué comerla cruda? 

Miércoles, 6 de septiembre de 1922
[...] He terminado el Ulises y creo que es una obra fallida. A mi juicio, no le falta talento, pero de baja estofa. El libro es difuso. Es enmarañado. Es pretencioso. Es de baja ralea, no sólo en el sentido evidente, sino también en la acepción literaria. Con ello quiero decir que un escritor de primera fila siente por la literatura un respeto tal que le impide servirse de trucos; de sorpresas; de hacer payasadas. Me recuerda constantemente a un colegial con tendencia al comportamiento brutal, rebosante de ingenio y capacidad, pero tan pendiente de sí mismo, tan egotista, que pierde la cabeza y se convierte en un ser extravagante, amanerado, vocinglero, torpón, y consigue que las personas amables le tengan lástima, y que las personas severas se irriten; y una tiene esperanzas de que todo lo anterior le pasará cuando crezca; pero como sea que Joyce tiene cuarenta años, no parece probable que así ocurra. No lo he leído cuidadosamente; y solo una vez; y es muy oscuro; por lo tanto seguramente he dejado de percibir sus méritos en una proporción superior a la justa.

Jueves, 7 de septiembre de 1922
Después de haber escrito lo anterior, L. me ha dado una crítica muy inteligente del Ulises, aparecida en el Nation norteamericano; que por primera vez analiza el significado; y ciertamente consigue que el libro sea mucho más impresionante de lo que yo creía. De todas maneras sigo creyendo que en las primeras impresiones se da siempre cierto valor y contienen una verdad duradera; en consecuencia, no me desdigo.


VIRGINIA WOOLF, Diario de una escritora, Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2003, traducción de Andrés Bosch, págs. 71-74.

Etxebarría sobre Salinger


Se muere Salinger. Los medios le dedican más páginas que a Francisco Ayala y Benedetti juntos. Cualquiera de los dos autores ha escrito más y mejor que Salinger. Esta afirmación puede ser discutible. Pero es que, además, han escrito en mi lengua.

Me sorprende mucho leer en un diario de difusión nacional que "Salinger, harto de editores, críticos y medios de comunicación decidió que quería seguir siendo un escritor al que la gente conoce por sus obras y punto". Y que por eso se retiró a un pueblecito. Si yo pudiera vivir sólo de mis libros, sin necesidad de promocionarlos, también me retiraría a una casita en Mundaka, pero eso sólo les sucede a los escritores yankis, que pueden no sólo vender en un país de 300 millones de habitantes, sino contar con una inmensa maquinaria promocional -imperialismo cultural se llama- que permite que se te traduzca de forma casi inmediata en medio mundo y que cuando te mueras tu necrológica supere en extensión a la de cualquier escritor local, pese a que en EE UU prácticamente no se publiquen ni se traduzcan las obras de autores extranjeros. Salinger podía permitirse tan retirada vida porque era millonario. Ayala no. Ya de paso, si nos atenemos a las memorias de su primera mujer, su amante y su hija-coinciden las tres en lo esencial- descubrimos que tenía un carácter neurótico, violento a veces, con muchos problemas de relación. Cierro con el título de mi novela, y de paso me hago promoción. Ha quedado demostrado una vez más: lo verdadero es un momento de lo falso.


LUCÍA ETXEBARRÍA, Verdades a medias, ADN.es Opinión, 15 de febrero de 2010.

Cioran sobre Goethe


He intentado releer el Fausto, treinta años después. Sigue resultándome igualmente imposible: no consigo entrar en el mundo de Goethe. Sólo me gustan los escritores enfermos, heridos de una forma o de otra. Goethe sigue siendo para mí frío y envarado, alguien a quien no se nos ocurriría recurrir en un momento de angustia. No de él, sino de Kleist, es de quien nos sentimos próximos. Una vida sin fracasos importantes, misteriosos o sospechosos no nos seduce.


EMILE CIORAN, Cuadernos 1957-1972, Tusquets, Barcelona, 2000, traducción de Carlos Manzano, pág. 55.

Medina Reyes sobre García Márquez


PREGUNTA: Dicen que detesta a García Márquez.
EFRAÍM MEDINA REYES: García Márquez (el hombre, no el escritor) es un idiota y no hay que poner mucha atención a lo que dice un idiota. Así como ha enriquecido el mundo con sus narraciones lo ha empobrecido con su presencia. Su literatura es buena pero carece de pensamiento. ¿Cuál es el pensamiento garciamarquiano? Ninguno. Cada vez que abre la boca nos avergüenza.

[...]

PREGUNTA: Y los vips colombianos, ¿cómo reaccionan ante su éxito?
EFRAÍM MEDINA REYES: Ellos no me aceptan como alguien de su clase, sino como alguien que se ha ganado un espacio. Yo no quiero ser como García Márquez, convertirme en un señor rico, rodeado de gente bien. Que los ricos lo sigan siendo, solo quiero que haya espacios para los demás y que la gente pueda vivir dignamente.


EFRAÍM MEDINA REYES, entrevistado por Flavia Puppo en La conexión colombiana, Página12, 5 de octubre de 2003. Toda la entrevista AQUÍ.

Benet sobre Lezama Lima


PREGUNTA: ¿Y qué opina de Lezama Lima?
JUAN BENET: No me interesa.

PREGUNTA: ¿Por qué no le interesa?
JUAN BENET: ¿Usted sabe cuándo un libro no le interesa? ¿Usted es tan agudo como para decir: “Yo sé por qué esto no me interesa”?

PREGUNTA: De otra forma, ¿qué defectos le encuentra a Lezama Lima?
JUAN BENET: Ah, no, es que Lezama Lima es una fábrica de defectos. Primero, no tiene acento, no suena bien. Y luego, hay algo muy artificioso en Lezama; algo de reelaboración. Parece un escritor francés que complica a voluntad. Porque, realmente, el libro de Lezama es transparente, no es sugerente sino al revés; la palabra oculta la realiza en vez de sugerirla, en vez de trascenderla. Y las posiciones de Lezama tienen mucho de artificio montado, es fácil ver que lo narrado es en cierto modo banal; en cierto modo, recoge una tradición española y americana de profusión de lenguaje pero que no descansa demasiado sobre la realidad. Las aventuras del joven Cemí son las aventuras de Pipo y Pipa en el fondo. Al joven Cemí no le pasa nada en verdad. Tiene dos experiencias homosexuales y tres experiencias eróticas y dos literarias, pero no le pasa nada. Ni el mundo que nos pinta es demasiado misterioso… Comparen ustedes lo que le pasa al joven Cemí con lo que le ocurre al esclavo Ti Noël de Carpentier, con una riqueza y profundidad casi apuntadas, con una economía de gestos y de palabras; y en el otro, a base de tanto abigarramiento, ¿a qué llega en conclusión?, a que un día vio parir a su hermana, y otro día vio cómo unas negras bailaban detrás de un cañaveral, y otro día cómo se masturbaba un cura. Eso lo ha visto todo el mundo.

PREGUNTA: ¿Pero contarlo de una manera especial, no le podría dar cierta calidad?
JUAN BENET: No, no le da calidad. Eso es costumbrismo en el fondo, y costumbrismo casi andaluz. 

PREGUNTA: ¿Y no habría un cierto costumbrismo en García Márquez?
JUAN BENET: No, García Márquez está muy bien afinado con su lenguaje, está muy unido, ahí no hay divorcios. En cambio sí en Lezama, hay una especie de cámara de aire entre su pensamiento y su lenguaje, y eso se nota muy bien. En muchos escritores españoles hay eso. Pero en Lezama se nota, el lenguaje se descuelga de su pensamiento y, en el fondo, porque su pensamiento es menor, carece de amplitud de visión. Evidentemente es un escritor muy rico y con posibilidades, pero es un pensador muy pobre.


JUAN BENET, palabras recogidas por Fernando Tola de Habich y Patricia Grieve, incluidas en JUAN BENET, Cartografía personal, Cuatro Ediciones, Valladolid, 1997, págs. 51 y 52.


Jiménez sobre T. S. Eliot


Yo me represento a T. S. Eliot (por su obra y por las fotografías de su persona) como un ente monstruoso humano (esas orejas de elefante, esos ojos de óptica, ese mentón de cartón piedra), que tiene una y sola mano, grande como un anuncio de guante de mano, en vez de cabeza, y dos cabezas inadvertidas en vez de manos.

La alta mano hipertrofiada es la que manda (artesanía virtuosa) y las cabezas, derecha e izquierda, las que escriben. Unas veces escribe la cabeza izquierda y otras la derecha; otras veces escriben las dos al mismo tiempo, y otras veces la alta mano confunde las cabezas, como que tiene seis dedos, y le dicta a la derecha lo que debiera escribir la izquierda o a la izquierda lo que debiera escribir la derecha. Otras veces me represento que la cabeza derecha de Eliot escribe la prosa y la izquierda el verso; y que las dos cabezas obedecen a la mano rectora en ambos dictados, pero que no se entienden entre sí.

Por eso la escritura jeneral de Eliot tiene siempre mucho de mano alta y de cabezas confundidas, ya en la forma o en la idea. Su falta de lójica poética parece fruto moldeable en mano rectora, directora siempre; y siempre su lójica crítica parece fruto de cabezas vivientes.

En jeneral me disgusta Eliot. Es poeta de truco permanente, quizás el más truquista de todos los poetas, porque es el de truco más virtuoso, un sumador de trucos ajenos, y el vicio superior no es más que un truco. Se ve claro que tal estrofa no quería decir lo que dice; que ha sido truqueada, hasta dejarla en el punto del efecto ambiguo, no como en Mallarmé en el punto de la oscuridad añadida por pudor, como un veto. Como poesía de truco, no da la impresión de que Eliot piense lo que dice. Es un poeta todo ripioso, al que a veces le falla el ripio y le sale sin querer algo natural que en él parece falso o enfermo. Sus «hombres huecos», su hipopótamo católico, su Virjen de la Devoración, son absolutamente falsos. Eliot es lo que es por la riqueza de su fraude, por el producto apretado que le permite conseguir efectos de falsedad muy bellos a veces por contraste de caricaturas que no se entienden entre sí. Pero nunca da la impresión de un poeta completo por sí mismo, como Blake o Yeats, sus compatriotas superiores en sus mejores poemas. Los poemas de Eliot siempre me parecen ruinas sumadas por equivocación en un museo.

La lójica, cuando sirve, jenial, a un espíritu hermoso, puede ser lo más hermoso del mundo. Eliot demuestra en su crítica una lójica perfecta que lleva como la maleta permanente del viaje de esta vida y en sus poemas da la impresión de que no ha querido servirse de la maleta. Como si fuese un crítico que no supiera ser poeta, o que su única preocupación es ocultar la verdad, por despiste, a la jente. Parece un carambolista supremo que se propone demostrar que la lójica no le impide hacer una carambola. Esta manía de lo ilójico razonado no tiene razón ninguna en un hombre sólo injenioso como es Eliot. Lo ilójico es propio del niño instintivo, del viejo loco, del idiota jenial o del poeta conjénito. Quizás sea Eliot un poeta frustrado por su crítico, al que pretende engañar a la vista de todos.

Mirad bien su cara ahora que se comprende que es ésta. Sus orejas de cabeza tienen algo que decir, que escuchar. Que lo escuchen: «Eliot, es usted un farsante o un impostor. Su libro sobre la cultura lo demuestra. Lo que usted dice en él sólo lo puede decir un oportunista. Por algo se cuelga usted el pañuelo de la nariz del bolsillo de pecho, como una camarera en su hombro el suyo, de su uniforme de hombre snob, adulador de la tradición convencional. No será usted tenido en cuenta por el futuro.»


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, Eliot, monstruo político y social, recogido en Antología de textos juanramonianos / Juan Ramón Jiménez; compiladores Javier Blasco, Teresa Gómez Trueba, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008 (AQUÍ

Kodama sobre Bioy Casares


HERNÁN IGLESIAS ILLA: Hablando de polémico. Sé que a usted esto no le gustó, pero el "Borges" de Bioy es bastante polémico.
MARIA KODAMA: Eso no es polémico. Eso es traición. Borges me definió a Bioy una vez con una palabra: "Cobarde". Ésa era la palabra con la que lo definía.

HERNÁN IGLESIAS ILLA: ¿En general o por algo específico?
MARIA KODAMA: En general, por cosas que hizo Bioy en su vida y él se daba cuenta de que era un cobarde, algo que, por otra parte, era lo que Borges más despreciaba. Además, si vos mirás las entrevistas de Borges, sólo elogia dos cuentos de Bioy, y esos cuentos fueron recontracorregidos por Borges.

Eso Bioy no se lo perdonó nunca. Bioy es el Salieri de Borges. La verdad es la verdad y las cosas como son. Yo te pregunto: ese hombre escribe un libro en el que inventa, distorsiona lo que vos decís o pone en tu boca lo que él no tiene el coraje de decir. Y lo publica después de que vos morís y él también muere (que ya es una cobardía, porque no quiere hacerse cargo). En el otro mundo se encuentran, ¿vos creés que ese hombre es amigo tuyo? Como hombre te pregunto.

HERNÁN IGLESIAS ILLA: En esas condiciones, no.
MARIA KODAMA: Son las condiciones en que fueron hechas, según el propio Bioy escribe. Además, ¿qué amigo espera que vos te vayas para contar conversaciones privadas? Porque una cosa es si nosotros tenemos un amigo en común y te digo "Che, qué estúpido que es Fulano". Pero vos, por el tono de voz y los años de conocimiento que tenemos, te das cuenta de que por ahí lo digo en broma o estoy en un momento malo. Pero si vos lo escribís, negro sobre blanco, sin todo el entorno de lo que significó en ese momento, es brutal. Y si sos una persona sensible y correcta y ética, no lo hacés. Si vos sos un hombre ético, correcto y normal, no escribís una autobiografía en la que ponés nombre y apellido de todas las mujeres que fueron tus amantes, muchas de ellas casadas, arruinando matrimonios, incluyendo la seducción de la propia sobrina de tu mujer. ¿Eso es un hombre? Eso es un desecho humano para mí.

HERNÁN IGLESIAS ILLA: ¿Le molesta que el libro de Bioy no haya sido percibido así?
MARIA KODAMA: A mí lo que me da muchísima curiosidad... Me gustaría hacer una reunión con la gente que ha inventado todo en los diarios. No como una forma de agresión, sino para entender, porque a mí me gusta entender las cosas. ¿Por qué esta agresión de 26 años movida por seis personas a las que la prensa les presta atención colocando cosas que demuestran el racismo, como por ejemplo mencionando "la piel amarilla". ¿No sería mucho más sencillo que reconocieran que son racistas? 


MARÍA KODAMA, entrevistada por Hernán Iglesias Illa, "Maria Kodama: Bioy es el Salieri de Borges, que lo consideraba un cobarde", La Nación, 10 de octubre de 2012. 

Bolaño sobre Cela y Umbral


Consejos sobre el arte de escribir cuentos

Como ya tengo cuarentaicuatro años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos. 1) Nunca aborde los cuentos de uno en uno. Si uno aborda los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. 2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, de cinco en cinco. Si se ve con energía suficiente, escríbalos de nueve en nueve o de quince en quince. 3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, y además lleva en su interior el juego más bien pegajoso de los espejos amantes: una doble imagen que produce melancolía. 4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo y a Monterroso. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y Umbral. 5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura. 6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así. 7) Los cuentistas suelen jactarse de haberse leído a Petrus Borel. Gran error: ¡deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval! 8) Lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges. 9) La verdad de la verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra. 10) Piensen en el punto número nueve. Piensen y reflexionen. Aún están a tiempo. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas. 11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, el Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas, y Mientras ellas duermen, de Javier Marías. 12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.


ROBERTO BOLAÑO, Entre paréntesis, Anagrama, Barcelona, 2004, págs. 324-325.


Neruda sobre Pablo de Rokha y Huidobro


Aquí estoy
Con mis labios de hierro 
Y un ojo en cada mano
Y con mi corazón completamente.
Y viene el alba y viene el alba
Y viene el alba
Y aquí estoy
A pesar de perros, a pesar de lobos
A pesar de pesadillas,
a pesar de ladillas,
a pesar de pesares.

Estoy lleno de lágrimas y amapolas cortadas
Y pálidas palomas de energía,
Y con todos los dientes y los dedos escribo,
Y con todas las materias de mar,
Con todas las materias del corazón escribo.

CABRONES
Hijos de puta.
Hoy ni mañana
Ni jamás acabaréis conmigo.
Tengo lleno de pétalos los testículos
tengo lleno de pájaros el pelo,
Tengo poesía y vapores
Cementerios y casas
Gente que se ahoga
Incendio en mis veinte poemas,
En mis semanas y en mis caballerías
Y me cago en la puta que os mal parió
Derrokas, patíbulos,
Vidobros,
Y aunque escribáis en francés con el retrato de Picasso en las verijas
Y aunque muy a menudo robéis espejos y llevéis a la venta

El retrato de vuestras hermanas,
A mí no me alcanzáis ni con anónimos,
Ni con saliva.
Existo entre metales y las harinas de las alas
Entre el mundo y el cielo, con un corazón lleno de sangre y rocío.

Venid a lastimarme con esputos
De la mañana a la noche,
No inauguréis nuevos adulterios con jóvenes vacas amaestradas,
No os hagáis secuestrar,
Ni mañana os hagáis comunistas de culo dorado,
Sino verted vinagre,
Echad por la boca el semen recogido en las vulvas de las prostitutas
Y rociad las paredes de los water-closets
Con toda vuestra mierda que os condeno a tragar otra vez
Con el solo hecho de que yo de la mañana a la noche escribo
Cosas llenas de agujas y cenizas,
Aguas amargas caídas para siempre en vuestra muerte.

Muerte, muerte, muerte,
Muerte al ladrón de cuadros
Muerte a la bacinica de Reverdy
Muerte a las sucias vacas envidiosas
Que ladran con los intestinos cocidos en envidia.

En cal y podredumbre,
Muerte al bandido que cambia fecha en sus libros y con la otra mano
Vive de puro perro y puro rico,
Vive de oscuras administraciones.
Vive fabricando incestos con hijas de madres ultrajadas;
Muerte al bandido, al estafador de diez años,
Cuadros, muebles, tíos, hermanos,
Provincias saqueadas y después colgar a las babosas barbas del coronel
Y del útero podrido de la podrida esposa del coronel.
Huid de mí podridos,
Haced clases de estética y callampas,
Haceos raptar por scouts finlandeses,
Mercachifles hediondos a catres de prostituidas,
Pero a mi no me vengáis porque soy puro,
Y con la garganta y el alma os vomito catorce veces,
Os vomito cuatrocientas veces, a vosotros y a vuestras jeringas,
Aunque colaboréis en la opinión y en la MATONERÍA
Aunque cada día cultivéis con mayor atención vuestra bilis y vuestra mierda.

Permitidme una pálida cosa,
Con treinta años ardientes,
Y un alma de hueso y laberinto,
Permitidme cagarme en vuestras cosas y en vuestras abuelas,
Y en las revistillas de jóvenes ombligos
En que derretís las últimas chispas que os salen del culo.
Mierda, mierda y mierda
Tierra, tierra y tierra,
Gusanos,
Para vosotros
Falsos caudillos interrumpidos de envidia,
Poetas tartamudos,
Polvo, polvo, polvo
Para vuestras cenizas.
De nada vale vuestro nombre de pila traducido al francés,
Como convinche al juda cursi,
De nada venir de Talca dispuestos a ser genios,
Os mato
Os mato con espumas y sacrificios
Os meo
Envidiosos, ladrones
HIJOS DEL HIJO DE LA SUEGRA DE LA PUTA
Os meo eternamente en vuestros hígados y en vuestros hijos,
Os meo en la fuente del corazón, que habéis cubierto de estiércol
Y habéis alimentado de estiércol y habéis asesinado con estiércol.

Mientras el mundo se surte de llantos a cada lado,
Y los trabajadores y los alcaldes crujen de sangre
Mientras el mapa se sobrecoge entre las sábanas
Y las angustias hacen crecer los cabildos,
Hay literatos de siniestras caras,
Ladrones verdes,
Payasos de feria, miserables de Talca,
Descubriendo odios, fabricando pequeños plagios,
Enviando anónimos que la peor enferma de histeria rechazaría.
Disfrazados de comunistas, náufragos y fecales,
Y mientras a la mamá sacan dinero,
Al coronel sacan dinero,
Viva el comunismo dicen las letrinas,
Mientras el mundo nace y cae
Sólo el odio y la envidia crecen en las uñas
Y se preocupan de denunciar, de mancillar
Los hediondos,
Mientras Alberti lucha,
Gonzalez Tuñón lucha,
Aragón lucha,
Los hediondos disfrazados
Corren detrás de la literatura
Echando sangre de parto maldito,
Echando abecedarios y pescados vinagres;
Diciendo: acusemos a aquel
Y así llegaremos a creer que somos genios,
Los hediondos,
Incapaces del bien, incapaces del mal,
Incapaces del suelo.

PORQUE morirán muertos entre eructos de doctores borrachos y pedos traducidos,
Porque el gusano está vivo entre ellos y ordena,
Porque han nacido entre muelas cariadas y gatos escupidos,
Porque su sangre de sobacos sucios será fuente de víboras siniestras,

Porque hasta a ellos mismos llegarán a morderlos,
Hasta las piedras agonizantes de desprecio,
Hasta el de Talca convincente espanto
Llegarán algunos días con cuchillos diciendo:
Antes de que hables y publiques devuelve cabrón del aire lo que robas
Las aguas fuertes, los óleos, los pesos, ladrón de camaradas,
Hipo de cerdo.
Y entonces en la sombra Apolliniare
y otros muchos contestan:
Aquí estuvo el inmundo,
moviendo las aletas, secuestrándose
Y dando pequeños gritos
de niña raptada.
Albión me teme, seré presidente (y un pedo se le escapa).

HORROR de sueños, carencia de venas;
Aquí pasó, su nombre transformó
Y en talquinas uniones panfletos purulentos repartió
Y lamiendo escritores y sobornando puertas
Su destino de loro bisiesto continúa.
Este momento para ser libertario,
El siglo se hunde,
Nos haremos héroes
Con una pluma entre los pies
Y odio en los párpados
Cenizas en los cojones
Venga Lenin, robando,
Simulando
Con palacio en la calle principal
O coronel vestido de camello.

No, villanos,
A mí no me engañáis
Si el mundo se transforma
Caed en la ciénaga, al luto y a la lepra,
Al francés y a la megalomanía
Vargasvilas con cabezas de zorra,
Danunzios más baratos que un pollino podrido,
A mí no me asustáis
Con pequeños insultos que podéis repetir llenos de gozo a vuestras enfermeras.

Aquí estoy
Echando hasta morirme poemas por los dientes,
Hasta que me matéis
A veneno y a sombra.
Pero nunca, prefiero morir matando vuestros cadáveres de 50 años
Y desde hoy tendréis hundida la espada en vuestros intestinos de envidia y fracaso
Para que gritéis: “Neruda no existe”
Y os carguéis de melancolía.
Muertos; muertos en castellano, francés y pus,
Muertos en horrorosa cascada de amargura
Corred al nicho,
Ahora mismo, corred al nicho enarbolando de nuevo identidad falsificada.

Pero aún es tiempo del catolicismo,
Os quedan sotanas y nuevas posturas por ensuciar
Tristes cobardes
Os queda aún la teosofía
Y las espuelas por correspondencia.
Ya habéis escrito la biografía de papá por su hija caliente;
Y habéis empeñado las pezuñas del coronel en el Chile agricultor.
Ahora vended a vuestras madres
Y dedicaos al ciclismo.

Yo he conocido rebeldes. Artesanos
Poetas de frentes limpias y manos limpias,
Seres humanos
Pero no peste, pus y callos como vosotros.
Conocedme.
Soy el que sabe y el que canta y no podréis matarme
aunque os partáis las venas
Y volváis a NACER ENTRE MIERDAS.
ADIÓS A MUERTE
ADIÓS A VIDA
FRACASADOS.
AQUÍ ESTOY CON HARINAS Y SIMIENTES
AQUÍ ESTOY HACIENDO PÁJAROS
VENID A MI HORRIBLES SERES MUERTOS
A CLAVAR CADÁVERES EN MI ALMA
PARA QUE EN VUESTRA MUERTE, EN EL
HORRIBLE OLOR DE MUERTE DE VUESTRAS MUERTES
OS AYUDE A SALIR DE LAS TUMBAS AMARGAS
EN QUE ESTARÉIS LLENOS DE BABA PÚTRIDA
CON EL OLVIDO A CUATRO LABIOS
Y UNA VÍBORA NEGRA EN LA GARGANTA.


PABLO NERUDA, Aquí Estoy, París, 1938. Libro de poemas publicado clandestinamente en Francia durante la Guerra Civil Española por amigos del autor en edición de unas 300 copias (según Horacio Jorge Becco) con viñetas dibujadas por Ramón Gaya, extraído del blog Jaquemate de Francisco Méndez S. (AQUÍ)

Almudena Grandes sobre Pardo Bazán, Santa Teresa de Jesús y Rosalía de Castro


En España las escritoras hemos llegado a una situación de discriminación positiva [...] Muchas mujeres se están aprovechando de esta situación. Se han montado generaciones de poetisas sobre unos cimientos de una blandura y trivialidad pasmosa. Además, cuando determinado tipo de escritoras tienen mala crítica o no ganan premios dicen que la culpa es del sistema machista [...] Entre las escritoras de mi edad hay muchas que son unas petardas, que van llorando por ahí, convertidas en unas pobres chicas tiernas a las que los críticos quieren tocar el culo y se sienten acosadas sexualmente, y reclaman apoyo por ser chicas [...] Para aclarar mi postura, diré que hay pocas mujeres en las que se puedan detener los libros de literatura. Emilia Pardo Bazán era una escritora mediana, pero aparece en las antologías porque era la única de su época. Santa Teresa de Jesús y Rosalía de Castro sí han hecho méritos, y está bien que se les reconozcan, pero lo que es intolerable es esa obsesión por recuperar mujeres de la nada.


ALMUDENA GRANDES, citado por Ángela Carmona en Rosas y espinas. Álbum de las españolas del siglo XX, Barcelona, Planeta, 2004, pág. 206, recogido por Anna Caballé en Una breve historia de la misoginia, Lumen, Barcelona, 2006, pág. 46.