Confieso que no me gusta la poesía palabrera y arrogante, la poesía que se enfurece y predica. Walt Whitman no menos que otros. Cuando un retórico compone largos poemas sobre Dios, Satanás, el Universo, las Labores Agrícolas, el Amor, la Libertad o la Revolución, yo no digo que no pueda estar exponiendo verdades importantes, aunque lo dudo, ni que su sentimiento moral deje de parecer edificante a los de su propia secta; pero digo que no es un poeta. Va cargado.
GEORGE SANTAYANA, fragmento de El último puritano, recogido por Juan Ramón Jiménez en Vida. Volumen 1: Días de mi vida, Pre-Textos, Valencia, 2014, págs. 525 y 526.